Parmigiana de berenjena

Primero se corta la berenjena en láminas de medio centímetro o un poco menos. Colocamos una fuente y encima ponemos un escurridor. Se coloca una capa de láminas de berenjena en el escurridor y se echa un poco se sal gorda. Se va colocando otra capa encima y repetimos operación hasta acabar con todas las láminas de berenjena. Se pone un plato pequeño llano encima de las berenjenas y ponemos otra fuente con agua encima del plato para que haga presión sobre las berenjenas. Así se consigue que la berenjena suelte el amargor que tiene y no se queda salada aunque echemos sal porque toma la justa. Se deja así 1 hora para que suelte todo.

Se saca la bola de mozzarella del paquete y se corta en trozos que dejamos en un escurridor para que suelte el líquido ahí y no cuando se meta en el horno. Se puede dejar fuera o meter en la nevera. La reservamos ahí hasta que vayamos a montar la parmigiana.

Ponemos un chorro de aceite en una sartén y sofreímos la cebolla. Cuando empieza a estar trasparente, se añade el tomate triturado y se deja a fuego lento durante 45min.

Cuando ya tenemos la salsa de tomate, podemos quitar las berenjenas del escurridor y lavarlas bien.

Reservamos la salsa de tomate y freímos las láminas de berenjena en una sartén con un poco de aceite. Cuando se van haciendo se ponen en una bandeja con un poco de papel de cocina que suelte sí ha cogido aceite.

Ahora cogemos un recipiente para horno y montamos la parmigiana. Ponemos una capa de salsa de tomate, una capa de berenjena, cubrimos la berenjena con salsa de tomate y se añaden trocitos de mozzarella. Repetimos estas capas hasta acabar con las láminas de berenjena.

En la última capa se deja la mozzarella sin cubrir para que se derrita en el horno.

Metemos en el horno a 180° durante 15min o hasta que veáis la mozzarella derretida y listo para comer.