Croquetas

Cortamos la cebolla y el jamón en trocitos pequeños.

Ponemos aceite en la sartén y doramos la cebolla. No hay que usar mucho aceite, porque el jamón le aportará la grasa.

Horneamos a 180° unos 10 - 15 minutos, cuando las veáis doradas, ¡ya que el resto de ingredientes están cocinados!

¡¡Las servís en un plato y disfrutáis!! Ya he sorprendido a mucha gente que le cuesta creer que sean realfood 🤪 También podéis variar el jamón por otro ingrediente para adaptarla a vuestros gustos.

Una vez la cebolla ya esté un poco transparente añadimos el jamón.

Cuando la cebolla ya esté hecha y la grasita del jamón también, añadimos la harina (yo en verdad lo hago a ojo). Es importante añadirla y remover hasta que se oscurezca un poco, sino quedará cruda. La clave para que sean sabrosas es que no haya más harina que jamón y cebolla.

Ahora vamos a jugar en base a como nos gusta la textura, tenéis que ir añadiendo leche y removiendo, haciendo una masa que se parezca a una de galletas (se despega con facilidad y es maleable). Si os parece muy líquido añadid un poco más de harina, o si es muy sólido leche. Tened en cuenta que luego va a enfriar.

Añadimos la nuez moscada, ¡fundamental en cualquier croqueta!

Dejamos reposar en un tupper, primero a temperatura ambiente hasta que se atempere, luego al frigorífico. Aquí puede aguantar un par de días si no encontrais momento de amasar.

Preparamos en un bol el huevo batido y en otro trituramos los copos de maíz (podéis hacerlos polvo o pedacitos más grandes para que salgan más crujientes).

Hacéis una bolita de masa, la pasais por huevo y luego por los copos. Las vais colocando en una bandeja para horno con papel vegetal.

Este paso es opcional, pero a mi antes de hornearlas me gusta poner 1 o 2 gotitas (muy poquito) de aceite a cada croqueta, si tenéis aceite en spray seguro que es más fácil, quedarán más crujientes.