Pan de hamburguesa

En un bol, mezcla la harina con la sal. Calienta el agua durante unos segundos en el microondas para que esté tibia y diluye la levadura fresca con ayuda de una cucharilla. Vierte el agua en el centro del bol.

Añade la leche (a temperatura ambiente o ligeramente tibia como el agua), el azúcar y la mantequilla. Bate el huevo por ejemplo en un vaso e incorpóralo a la mezcla, RESERVA un poquito para más adelante pintar los panes.

Mezcla los ingredientes y, cuando haya una masa más o menos consistente, amásala con las manos hasta obtener una bola elástica y que no se te pegue a los dedos. Añade un poco de harina si está muy pegajosa, aunque cuanta menos mejor.

Úntate las manos con un poco de aceite de oliva con el que impregnarás la bola de masa obtenida. Déjala reposar hasta que doble su volumen (más o menos 1 hora) dentro del bol, y tapada con un paño.

Amasa de nuevo la masa sobre una encimera, con las manos, y divídela en 4 porciones (aunque también puedes dividirla en más porciones y hacer panes para mini-hamburguesas, el proceso será el mismo pero necesitarán menos minutos de horneado). Haz una bola con cada porción.

En una bandeja o rejilla de horno, coloca papel vegetal y encima las bolas de masa, aplastándolas un poquito y separándolas bastante unas de otras, porque vamos a dejarlas reposar de nuevo (entre media hora y una hora dependiendo de la temperatura ambiente), para que doblen de nuevo su volumen.

Precalienta el horno a 200ºC 10 minutos antes de introducir los panes en el horno.

Pinta la superficie de los panes con el huevo batido que antes habíamos reservado (aunque si quieres que queden con una corteza más tierna, píntalos con un poco de leche). A continuación esparce las semillas elegidas por encima, con el huevo quedarán pegadas a la masa.

Baja la temperatura del horno a 180ºC, introduce los panes y hornéalos durante unos 15 minutos, hasta que veas que están doraditos por encima. Si tu horno es demasiado potente y ves que se han dorado antes de 15 minutos, sácalos antes.

Saca los panes del horno y déjalos enfriar sobre una rejilla, para que no se humedezcan por la parte inferior.